Es para destacar el trabajo que muchas congregaciones religiosas están realizando, a lo largo y ancho del mundo. Y es que, desde sus conventos, se las han ingeniado para brindar ayuda a los necesitados durante la pandemia del coronavirus. Las religiosas han modificado sus tareas y labores habituales y dedican ahora gran parte de su día a este loable fin. No caben dudas de que, es la caridad lo que las impulsa a destinar, ahora, parte de su vida contemplativa a la confección y donación de barbijos.
«Hemos querido aportar nuestro granito de arena desde que se decretó el estado de alarma, y llevamos días cosiendo mascarillas para que los presos, el personal de prisiones y los agentes puedan desarrollar su labor en las mejores condiciones posibles», señalan las hermanas clarisas del monasterio de la Divina Providencia de la Vall d’Uixó, quienes han llevado barbijos a la prisión de Castellon.[1]
En Badajoz, la hermana Esperanza, que forma parte de las carmelitas descalzas de Fuente de Cantos, comentó que: «Es una alegría poder contribuir de una manera física a esta situación que estamos viviendo. Lo hacemos con dedicación y cariño. Para nosotras es algo nuevo, pero cuando hay que colaborar la creatividad sale, como decimos aquí, Dios nos da la gracia para el oficio».
Por otra parte, Esther Suarez de la Congregación Hermanas Misioneras Franciscanas de María, desde la casa que poseen en el Barrio San Cristobal de la provincia de Buenos Aires, dedica sus horas de cuarentena a coser barbijos, con retazos de tela que llegan a sus manos, para donarlos a quienes necesiten. [2]
“Hay que colaborar, pero aunque pensábamos en qué podíamos ayudar y qué era lo que podíamos hacer, no teníamos el material necesario que gracias a esta campaña solidaria nos ha llegado a nosotras también”, destaca la madre Electa de la congregación de carmelitas descalzas de ciudad Rodrigo.
Otras que también se han unido a esta especie de cruzada son las Carmelitas de la Antigua Observancia, que viven en el monasterio del Sagrado Corazón de Córdoba. «Nos sentimos muy unidas a los enfermos y sus familiares, sobre todo, a los que están muy graves y solos», dice sor María Dolores, quien junto con sus hermanas elabora mascarillas para los que las necesiten.[3]
En medio de esta pandemia estas religiosas nos dan un gran ejemplo de que, la caridad es una auténtica elevación del alma a Dios; y desde el corazón de Dios, la Caridad llega al corazón de los hombres que se ocupan, cuerpo y alma, del bien humano, material y espiritual, de los demás. Fiel reflejo de verdadera caridad son estas y todas las congregaciones católicas que solo por amor a Cristo, entregan todo por El Todo.-
Juana Josefa
Fuentes:
[1] Las monjas clarisas de la Vall se suman a fabricar mascarillas
[2] Religiosa catamarqueña cumple con la cuarentena confeccionando barbijos
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